Quienes no han estado nunca en España pueden pensar que en este soleado país del sur de Europa solo se come paella y tapas. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que la gastronomía española es una de las más completas y exquisitas del mundo. Los españoles son unos apasionados de la cocina, que se disfruta y se comparte por todo lo largo y ancho de su geografía. Cada zona cuenta con sus platos típicos y recorrer todo el país de mesa en mesa es probablemente una de las experiencias más increíbles que pueden vivirse (y saborearse).
Entrar en detalles sobre los diferentes tipo de cocina en España sería como escribir una enciclopedia de la buena vida. Por eso hoy te presentamos uno de los platos más representativos del sur del país, de Andalucía: el gazpacho. Es importante saber que este plato, que podemos resumir como una especie de sopa fría de tomate, tiene mucho que ver con el calor que siempre está presente en estas latitudes ibéricas.
Se trata de un aperitivo refrescante, sano y muy muy sabroso. La receta puede cambiar ligeramente en cuanto a las cantidades de uno u otro producto. Te aconsejamos que pruebes tal y como te lo proponemos nosotros la primera vez y luego vayas haciendo tus propios cambios para potenciar los sabores que más te gusten. Lo fundamental es utilizar siempre productos frescos y aceite de oliva.
Ingredientes (6 personas):
Trocea el tomate, la cebolla, el pimiento, el pepino y el ajo e introdúcelo todo en un vaso de batidora.
Bate hasta que se forme una especie de puré de color rojo-anaranjado.
Añade el pan duro troceado, un chorro generoso de aceite de oliva (es fundamental que sea de oliva) y otro más pequeño de vinagre de Jerez (en este caso sí puedes usar otro tipo de vinagre).
Vuelve a batir y añade agua fría para que la mezcla sea más líquida.
Añade sal al gusto.
Pasa la mezcla por un colador (puedes ayudarte de una cuchara) para lograr una textura más fina y libre de las pieles y las semillas del tomate.
Enfría (siempre tapado) durante dos horas.
Para emplatar el gazpacho utiliza un bol pequeño o una taza grande. Pon un chorrito de aceite por encima.
Finalmente, trocea fino un poco de cebolla y de pepino y añádelo a la taza en el momento de servir.