El turismo es una gran industria que mueve millones de dólares al año. Pero en ocasiones, esta misma industria es la culpable de cometer daños irreparables sobre algunos de los destinos más destacados del planeta. Lugares que todos hemos visto, aunque sea en fotografías, y que han llegado a tal punto de saturación de visitantes que corren el riesgo de morir, pero de éxito.
El debate entorno a la necesidad de realizar algún tipo de regulación de acceso en muchos de estos hitos turísticos está sobre la mesa desde hace tiempo. Pero mientras se toman medidas concretas, existe una serie de monumentos y parajes de extraordinaria belleza y valor que están perdiendo poco a poco su esencia debido a la excesiva afluencia de visitantes.
Sí, su lienzo ocupa cientos de kilómetros a lo largo de China, pero los millones de personas que cada día quieren conocer de primera mano esta maravilla del mundo están consiguiendo lo que los años y los ejércitos no consiguieron en el pasado: destrozarla. Según datos del Beijing Times mencionados por BBC, el 30% de la fortificación ha desaparecido debido a la erosión natural y al daño humano. Además, se han reportado numerosos trozos de la muralla pintados y llenos de grafitis.
Sobre la ciudad de los canales italiana parece pesar una doble maldición. Por un lado su lento hundimiento en el mar, cifrado por los expertos en 2 milímetros al año. Por el otro, la masificación de sus (pocas) calles, plazas y (muchos) puentes. Venecia puede parecer un gran destino turístico, que lo es, pero su población hace tiempo que optó por mudarse a otros lugares. Cada día del año, el número de personas que llegan solo en cruceros multiplica varias veces el de sus habitantes.
El problema de la saturación no es exclusivo de los destinos tradicionales europeos, también de los emergentes. Por ejemplo, las ruinas del complejo palaciego de Angkor Wat, en Camboya, vienen registrando incrementos anuales de visitas por encima del 20%, una cifra que, a este ritmo, pronto será insoportable.
Pero quizá sea más sencillo identificar el problema de la gentrificación en lugares más delicados. Es el caso de la gran obra de Miguel Ángel en el Vaticano. Unos frescos que cada día son contemplados por miles de personas de todo el mundo, cinco millones al año, que, en palabras del director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, provocan una oscilación en la temperatura y la humedad. “El alto número de turistas hace que se depositen sobre las obras de arte polvo, cabellos, tejidos y células epiteliales que dañan los frescos y amenazan su conservación”, lleva años denunciando Paolucci, partidario de limitar la entrada de visitas.
Un caso similar al de la Capilla Sixtina se vivió en otra joya universal como las Cuevas de Altamira, en el norte de España. Nada menos que 20.000 años de antigüedad tienen sus famosos bisontes paleolíticos, que la alta demanda de visitantes estuvieron a punto de dañar irreversiblemente. Por suerte, en este caso las autoridades actuaron a tiempo y en 2002 se prohibió la entrada de turistas y se les derivó a una réplica de la cueva creada para tal fin. Actualmente sólo se permite la entrada de grupos muy reducidos de personas que se adentran en la tierra con equipos especiales para no afectar a las pinturas.
Llegar hasta las ruinas de la ciudad inca de Machu Picchu, cerca de Cuzco, en Perú, no es sencillo. Aún así, son cientos de miles de personas las que cada año llegan hasta los pies de esta frágil ciudadela. Desde hace años la entrada al recinto arqueológico está limitada a 2.500 personas diarias y sólo un puñado de viajeros reciben la autorización para ascender a los cerros que la rodean. No obstante, la falta de información sobre estas limitaciones, o la venta masiva de boletos a través de agencias, sigue provocando un efecto llamada que no sólo genera deterioro sino también el colapso de las vías de llegada.
Con el objetivo de regularizar el alto flujo de visitantes al área de montaña, CONAF restringirá a partir del 15 de febrero el acceso a parte del circuito Macizo Paine (también conocido como O). Específicamente, no podrán acceder más de 80 personas diariamente al tramo comprendido entre los campamentos Coirón y Paso. Esto se regulará a través de un sistema de reservas similar al que se emplea para las áreas de acampar liberadas Italiano y Torres. A partir de la misma fecha, este tramo del circuito será unidireccional, comenzando en Campamento Coirón hacia Campamento Paso; esto significa que no estará permitido recorrerlo desde Campamento Paso hacia Campamento Perros.
El Superintendente del Parque Nacional Torres del Paine, Federico Hechenleitner explica que “la decisión de implementar esta restricción se debe al incremento considerable de personas que están recorriendo el circuito Macizo Paine durante esta temporada, lo que ha ocasionado problemas en la infraestructura de algunos lugares. Queremos evitar el colapso del circuito, pensando en la protección de los ecosistemas que conservamos y en la seguridad de las personas que nos visitan”. ESO MISMO ESTA PASANDO AQUI EN LA PATAGONIA CON EL PARQUE TORRES DEL PAINE POR ESO TE COMPARTO ESTA INFORMACION.