Al sur de Polonia, cerca de Cracovia y con vistas a Cárpatos y los Sudetes, se ubica Katowice, una ciudad de tradición industrial que se ha reconvertido en una de las ciudades más importantes del país gracias al empuje y la imaginación de la juventud que la puebla y da vida. David López, español de 35 años, es uno de estos jóvenes inquietos y trabajadores que ha hecho suya la ciudad desde hace ya casi cinco años. Un guía excepcional para conocer todos los secretos de la capital de Silesia, destino cada vez más destacado entre los viajeros que recorren Europa pero todavía sencillo de recorrer y alejado de las grandes masas de turistas, donde perderse en frondosos bosques y lagos o disfrutar de una cerveza en alegre compañía.
Lo habitual es llevarles al centro, que agrupa el social, el financiero y el de ocio, todo está junto, es bastante pequeño, en unos 40 minutos más o menos lo has visto, otra cosa es profundizar en cada uno de ellos.
La tranquilidad del Dobra Karma, pub, bar, restaurante, librería, biblioteca, sala de juegos… lo tiene todo: silencio, calma, quietud, buena comida y cerveza.
Primavera y comienzos de verano, de primeros de mayo a primeros de julio. En esta época la ciudad sale de su letargo invernal y lo hace de manera súbita. De un día para otro se llena de flores, de terrazas, de luz, de vida… De verdad que merece la pena ver ese estallido. Luego, en agosto, quizás hace demasiado calor muchas horas al día, ya que se mantiene un amanecer muy muy tempranero: a las 4 – 5 de la madrugada el sol ya es resplandeciente.
A pie y en bicicleta, sin ninguna duda, la ciudad está bien trazada para hacerlo así. Se respeta mucho a la bicicleta. El tranvía puede ser otra opción para visitar zonas mas alejadas del centro.
Los mercadillos de artesanía abundan cíclicamente, varias veces al año en invierno y verano se celebran mercados de artesanía, madera cerámica y gastronomía típicas silesianas polacas y centroeuropeas. Se puede comprar mucha artesanía en madera (sazonadores, morteros, cascanueces, tenedores, cucharas, cajitas de muñecas, etc.), artesanía textil (manteles de curiosos diseños y gran enjundia) y cerámica (todo tipo de figuritas relacionadas con tradiciones polacas… hay mil).
Slaski Muzeum o Museo de Silesia. Porque entrar allí es conocer todo lo que ha sido, y vivido, esta controvertida zona no ya desde sus orígenes, sino en épocas recientes. Su visita es obligada para comprender mejor ciertas tradiciones, formalidades y comportamientos característicos de la sociedad silesiana.
Del frío, y de la pereza que provoca salir a la calle en invierno, en especial por las tardes. Es normal recibir todo tipo de propuestas, en todo tipo de horarios para salir a tomar herbata, piwo o grzaniec wino ( té, cerveza o un vino caliente). Eso sí, más te vale ser puntual en tus citas, y si es con una chica no hacerla esperar, estas formalidades son verdaderamente vitales en Polonia si quieres que te respeten.
La zona ‘Tzry Stawy‘ (Tres lagos): lagos, merenderos, pista de patinaje, rutas en bici, mesas de ping pong, barbacoas… y el bosque de Murcki, para perderse (literalmente) a pie o en bicicleta… fantástico.
La llegada del buen tiempo, con el cambio de estación se suceden y repiten los eventos socio-culturales de todo tipo.
Se prestará a ayudarte y podrá conseguirte lo que quieres de una forma más barata.
Barszcz, Zurek, Pierogui y Nalesniki. En mi opinión el mejor sitio es Wiejska Chata Restauracja (aunque hay mil buenos).
Recibir regalos espontáneamente… principalmente en forma de comida, frutas, etc., por parte de la gente más modesta, es algo que realmente te da que pensar.
Todos los de la Avenida 3 de Mayo.
Su arquitectura, la capacidad de ser un puente arquitectónico entre el este y el oeste. Sus edificios, reflejan perfectamente cada época política y social y ha sabido adaptarse a la modernidad actual resultando un cóctel tan extraño como llamativo.
Se la conoce por ser la capital de Silesia, del carbón, una ciudad fría industrial. En realidad es verde, es un bosque edificado, es realmente moderna y cálida en verano, por el clima, y en invierno, por sus gentes.